(Sobre un cielo de plomo azúcar).
Veinte peces prisioneros se adhieren como caramelo al firmamento. Tal vez desean -aunque sea sólo por un día- ser cometas de mercurio, perros de agua, veinte bizcochos de fuego en la bandeja de una princesa. Se vale soñar.
Luchan por salir, lloran sus cuerpos. Sus lágrimas imposibles se alargan libremente hacia el pozo. El fluido dulce, uno para cada par de agallas, forma una telaraña de hilos incandescentes.
Los hilos terminan en un sombrero.
sueños, deseos, fantasias, un sombrero como barrera, o protección.
ReplyDelete