Una ciudad imaginaria se despide de nosotros, felizmente contendida en estos moldes cuadrados.
Hoy -que no es lo mismo que "ahora"- doy la dolorosa bienvenida al Distrito Federal, inminente monstruo debajo de mis pies. Sin anestesia ni advertencia alguna, su aire venenoso se ha filtrado por los poros bronceados y sus cables y charcos tristes entran cansados por las ventanas de mis ojos. Nuevamente se tiñe la piel de gris.
¿Cómo haré para conservar el delgado arcoiris de espinas que corona mi frente y me hace sangrar confetti?
Mmmmm...
ReplyDelete¡Fugándote otra vez! Esta ciudad se mete en los huesos del más fuerte.
Tu puedes Mago, na más busca los guiños, haz gargaras y quítate el sabor de lo insípido, usar nuestros sentidos, ver, tocar, oler, oír...
ReplyDeleteÁnimo Betteo!! Aunque no lo creas, la ciudad también se extraña, las razones te las regalo.
ReplyDeleteNo, pos no sabría decirle.
ReplyDeleteMe da gusto que hayas ido a Morelia (una de mis ciudades mexicanas favoritas). Ojalá hubieras conocido Pátzcuaro (Chulada).
Chulas fotitos btw.