Siempre hay cosas nuevas que postear, pero no quiero demeritar al ayer por el tonto pretexto de estar "pasado de moda". Al fin y al cabo, en el futuro y para la eternidad (dicho concepto sólo lo entiendo dentro del lapso de mi existencia) todo será exactamente lo mismo. Pasado.
Llevo un par de años haciendo a estas personitas. Con un pincel bien cargado, partiendo de la cabeza, en dirección descendente y en pocos segundos. Casi como "caligrafía anatómica". Me cuestan menos trabajo que trazar una letra.
Terminando la columna de Lilián.
Justo ayer pensaba en casos y cosas del oficio del ilustrador. Como si me costara mucho trabajo.
Otra imagen que posteo doble. La subo a este blog y la subo al DA. Allá la comparto por la hermosa paleta de colores (les juro que no toqué más que los presets de la cámara). Y acá por el sencillo anécdota. Por cierto, Blogger rebaja la calidad de los jpgs. DA casi no.
En mi desktop veo dos archivos. Uno dice "influenza.psd". Es una nueva ilustración para la revista Nexos, antes del color. Un poco menos que tamaño carta. Por un lado, sé que ellos no tienen problema con que de vez en cuando entregue algo con un tono "simpático" . No soy predecible y me enorgullezco de ello. Y por otro lado, sé que los colores van a dramatizar la imagen. El color es mi mejor aliado (para todo).
Hay otro file en mi desktop. Se llama "untitled.psd" y es una pintura digital en proceso. Ignoro cuanto le falta. Podría dar dos brochazos más o estar 2 horas trabajando esa base. Who knows. Me gusta mucho como está quedando; valientes evoluciones, sin duda.
Y por último, hago caso a RP. Entiendo su petición (y él ya me conoce) . La razón "didáctica" se nos olvida frecuentemente a muchos autodidactas perfeccionistas... Volví a escanear la acuerelita aquella que retoqué ayer. Mide 6 cms de alto.
Por algún motivo, esta pequeña acuarela se volvió incontrolable. Esa base de Amarillo Nápoles se burlaba de mí desde la primera pincelada. Los tintes se sangraban, era imposible agregar detalle. Adiós, maldita. Con un pie en el pedal del basurero recordé algo: la computadora. ¿No se puede salvar cualquier cosa con este aparato mágico? Retoqué algunas cosas, ajusté colores y listo: queda inmortalizada en pixeles. No se ve tan mal gracias a esos minutos. Bienvenida de regreso, maldita.
Eva Vázquez (además de ser una excelente ilustradora; comprúebenlo) presenta un amable cuadro paranoico: ve mi logotipo en todos lados. Y por si fuera poco, tiene la dulzura de hacérmelo saber todas las veces. De nuevo, una imagen vale más que mil palabras. ¡Gracias, Eva desde Madrid!
Parece hecho a pluma pero no lo es. Es sólo un filtro de Photoshop para ahorrarse los azurados.
En este caso, TODO lo que ven son acuarelas (y algunas aguadas esperando a ser coloreada a mano limpia). Mi amorío con el photoshop, mientras tanto, sigue a la alza. Como muchos colegas saben, el camino de lo virtual a lo artesanal es ambidiestro. Sólo hay que tener ganas. ¿Por qué los días no tienen 36 horas?
Les platico: cuando empecé esta imagen me propuse hacer una base blanco y negro lo más terminada posible. Frenar la ansiedad por el color, eso es. Después, con calma, apliqué veladuras sin modificar casi nada del original. Al final resulta casi la misma imagen, pero a color. Pareciera que volví grayscale la segunda para obtener la primera, pero fue al revés. Por cierto: 100% digital.
Siguiendo la recomendación de "Jedimaster", busqué una referencia más... global. Para los que vivimos en este continente caería mejor el dólar, pero -lo siento, chicos- no hay ningún quarter en casa.
