
Sin embargo, navegando, cierto dibujo a tinta me llamó mucho la atención. Lo bajé a mi desktop. No supe por qué... hasta que, días después manifestó sus razones. Raros dejavúes. No explicaré eso, soy un desastre explicando emociones.
Sucedió lo que llamo "conexión". El arte, aparte de sus mil motivos añadidos, trata de eso: conexiones. Con el mundo y con el yo. Que resultan lo mismo, si lo pensamos un poco.
El autor original lanzó un anzuelo en sus cuadernos, seguramente por el puro gusto (o susto) de hacerlo... y una criatura ocasional que navegaba profundo se lo come. No importa que sea 14 años después. En un mar de nuevas tecnologías, en un contexto distinto.
El pez ignora la verdadera historia del bocado. ¿Importará? La conexión fue hecha, se han hilado dos cabezas. En geografías y años muy distintos. El milagro de las artes. Glump!
El pez soy yo. No pude evitar maltratar las líneas de 1996 de Óscar Grillo, no pude evitar hacerlo sin su permiso. ¿Aumentará su sorpresa? Sabiendo que él también es anzuelo y pez, estoy seguro que compartirá la opinión. Tiene muchos blogs, una trayectoria asombrosa, una línea divina. Es fácil encontrarlo. Y si buscan bien, por allá encontrarán el dibujo original y su pretérita tinta siniestra.
LÍNEA: Grillo - - - COLOR, TEXTURAS: pb