La primera: seis fotos en seis "intervalos espaciales". Una rotación de muñeca, un desplazamiento arbitrario en cada imagen, animadas en conjunto para crear una peculiar tridimensión.
La segunda: veinte fotos en veinte "intervalos temporales". Una demora no arbitraria de tres segundos entre cada captura, animadas en conjunto para dar vida a las nubes y sobre todo, a sus sombras gemelas.
Qué bonito es Bariloche.